La novedad del llamado cigarrillo electrónico ha generado una serie de mitos en torno a él, que se han esparcido entre la población, hecho peligroso si consideramos la escasa información científicamente válida que existe sobre su consumo y la facilidad con que la industria tabacalera ha logrado posicionarlo como “el salvador de los fumadores”.
A continuación, una lista de los mitos más comunes sobre el cigarrillo electrónico:
1. No hace daño, es solo vapor. FALSO
El cigarrillo electrónico contiene nicotina – alcaloide con un efecto funesto para el cerebro medio y el cerebro primitivo anterior - y otros químicos no especificados en la mayoría de los casos. No hay manera de que los consumidores del cigarrillo electrónico averigüen lo que realmente está entregando el producto que compraron. La FDA (institución encargada de la administración de medicamentos y alimentos en Estados Unidos) ha comprobado que algunos cigarrillos electrónicos mostraron la presencia de dietilenglicol - químico que tiene un historial de envenenamientos masivos y muertes - cuando se usa de forma inadvertida en lugar de propilenglicol en productos de consumo.
2. Ayuda a dejar de fumar. FALSO
La nicotina es una de las drogas más adictivas que existen. Consumirla a través de la combustión de un cigarrillo convencional o de la vaporización de un cigarrillo electrónico no produce ninguna diferencia.
Una encuesta internacional para el control de tabaco realizada en cuatro países Control (International Tobacco Control Four-Country Survey) realizada por Adkison en Estados Unidos, el Reino Unido, Canadá y Australia arrojó que los usuarios de SEAN no tienen más probabilidades de dejar de fumar que los no usuarios.
3. No afecta al consumidor pasivo, por lo que se le puede utilizar en cualquier lugar o circunstancia. FALSO
No pueden excluirse efectos adversos en la salud de los terceros expuestos (exposición de segunda mano), debido a que el vapor que emite al ambiente contiene partículas líquidas finas y ultrafinas inhalables, nicotina y sustancias que provocan cáncer.
El uso indiscriminado del cigarrillo electrónico en ambientes cerrados, lugares públicos y, sobre todo, en presencia de mujeres embarazadas, niños, ancianos o personas enfermas es un peligro latente, que podría causar una serie de daños a corto y mediano plazo aún no calculados por la industria de la salud y los gobiernos.
El cigarrillo electrónico no debe ser utilizado en lugares públicos, centros laborales o en el transporte público, tal como cualquier otro producto derivado del tabaco.
4. No es adictivo FALSO
Al contener nicotina, es igual de adictivo que el cigarrillo convencional, por lo que su defensa en ese sentido es inválida.
Del mismo modo, su forma moderna y sabores novedosos (fresa, chocolate, Red Bull, Coca Cola, piña colada, café, entre otros) – especialmente para adolescentes – incitan a su consumo muchísimo más que el cigarrillo convencional tornándolo extremadamente atractivo para una población vulnerable.
5. Los menores de edad pueden consumirlo. FALSO
Respecto al uso entre jóvenes, las preocupaciones incluyen el impacto negativo potencial de la nicotina en el desarrollo del cerebro de los adolescentes, así como el riesgo de la adicción a la nicotina y el inicio del consumo de cigarrillos convencionales u otros productos de tabaco.
Asimismo, un estudio reciente de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos, mostró que la experimentación y uso reciente de cigarrillos electrónicos se duplicaron entre los estudiantes de secundaria y preparatoria del 2011 al 2012. Ello resulta en un estimado de 1.78 millones de estudiantes que han usado alguna vez cigarrillos electrónicos a partir de 2012.